jueves, 6 de junio de 2013

Los Changarines de la información

Son muchos los periodistas que sufren actualmente una precarización laboral que no tiene tanto que ver con la existencia de un vacío legal sino con la falta de una actividad gremial organizada para hacerle frente a las patronales. Son dos las posturas encontradas en este sentido: quienes sostienen que el sindicato defiende efectivamente los derechos de los trabajadores y quienes afirman que la verdadera actividad gremial nace de las asambleas de base. A pesar de que en 2012 hubo una reactivación en el sector con la reapertura de las paritarias – cuyas resoluciones algunos diarios no cumplieron – y con la formación de comisiones internas de delegados dentro de algunos medios, las redacciones son cada vez más chicas y los trabajadores ven vulnerados sus derechos bajo la legalidad aparente que encubre la figura del “Colaborador permanente”, una formula muchas veces falaz que oculta una realidad laboral difícil para los trabajadores de prensa.
La situación de muchos periodistas y aspirantes a ejercer la profesión atraviesa una etapa complicada. De un tiempo a esta parte se ha extendido el uso y abuso de la figura del “colaborador” en los medios de comunicación, eufemismo que con frecuencia oculta una realidad en la que muchos periodistas se ven forzados a deambular de un medio a otro para poder llegar a fin de mes.
Hacía falta un título, una denominación para estos trabajadores tan habituados a catalogar y titular. Fue el Colectivo de Trabajadores de Prensa (CTP) el que en junio de 2012 publicó la encuesta “Las cifras de la precarización”, a partir de la cual se desprendió el término “Changarines de información”, ideado por una revista cultural independiente.
Aquel relevamiento arrojó, entre otros, los siguientes datos: tres de cada cuatro colaboradores tienen otro trabajo remunerado, tres de cada cuatro facturan como monotributistas, el 12% tiene recibo de sueldo y el 11% no tiene ningún comprobante de pago. Al 41% dejan de aceptarle sumarios o le avisan que no proponga notas hasta el año siguiente cuando se acercan a la colaboración anual número 24, porque el pasar ese número, según el Estatuto, implicaría un blanqueo de la actividad. El 12% firmo alguna vez notas con seudónimo o tuvo que presentar facturas de otras personas a pedido de la empresa. El 50% de las colaboraciones se pagan entre 200 y 400 pesos. Casi la mitad cobra sus notas entre 30 y 60 días después de la publicación. En el 80% de los casos, el monto de la retribución lo fija la empresa, sólo en el 12% negocia el pago.
De acuerdo con el Artículo 23 inciso e) del Estatuto Profesional del Periodista se entiende por colaborador permanente aquel que “escribe notas, retratos, paralelos, narraciones, descripciones, ensayos, cuentos, bibliografías y otros escritos de carácter literario o científico o especializados de cualquier otra materia en un número no menor de veinticuatro anuales y que por la índole de los mismos no corresponde a las tareas habituales a los órganos periodísticos”.
Para Lidia Fagale, secretaria general de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (Utpba), la existente de este tipo de periodistas responde a razones históricas. “Una franja cada vez más amplia, conformada por trabajadores precarizados, creció de la mano de las medidas neoliberales de los '90. La figura del colaborador pasó a ser el modo de 'contrato' preferido por las empresas, que desplazaron a los trabajadores de las redacciones y les transfirieron la responsabilidad impositiva”.
Si bien el Estatuto fue sancionado en 1946, no parece ser anacrónico y perjudicial para los trabajadores. Todo lo contrario. Así lo señala el presidente del Foro de Periodismo Argentino (Fopea), Fabio Ladetto: “Varias veces hubo avances y presiones para actualizarlo, pero casi siempre vinculadas con empresas que buscaban un recorte de las normas más favorables a los trabajadores”.
Fagale apunta en el mismo sentido: “Nosotros contamos con leyes claras, protectivas de los derechos de los trabajadores de prensa y además leyes más generales que también nos protegen y que marcan derechos y obligaciones”.
Pareciera, entonces, que la cuestión no pasa por la existencia de un vacio legal, sino más bien por un mecanismo de “legalidad aparente” que no tiene que ver con lo legislado. En todo caso, una modificación del Estatuto requeriría de garantías laborales que, ni por asomo, los medios les ofrecen a los periodistas.
Para algunos, entonces, el conflicto pasa por la medicación entre los trabajadores y las patronales. No la ley, sino quienes deben abogar por que se cumpla.
Para Ladetto “muchos sindicalistas se profesionalizaron en la labor gremial y se alejaron de las redacciones y de la práctica activa del periodismo. Su profesión es ser gremialistas, no trabajadores de prensa, lo que los aísla y les quita relación con las bases que deben representar”.
Diego Martínez, delegado paritario de Página 12 e integrante del CTP, opina que “la Uptba no se lo plantea (la precarización) como un problema. No tienen vínculo ni con los colaboradores ni con las bases”.
Contra esto, la misma Fagale sostiene que “la lucha de los colaboradores en general se vio protegida porque la Utpba los incorpora como trabajadores de prensa, como periodistas, siendo hasta hace muy poco, la única organización gremial profesional que los reconoce en su condición de periodistas”.
Las movilizaciones y campañas en apoyo a los periodistas que ven vulnerados sus derechos suelen nacer,  en gran parte, de las asambleas gremiales en los medios, más que del propio sindicato. “Si la Uptba se caracteriza por algo, es por su ausencia. El proceso de paritaria se inició no por pedidos de ellos sino por asambleas de bases, de delegados de los diarios, donde la Uptba no tiene la más mínima representatividad”, denuncia Martínez.
Fagale, por su parte, defiende la labor del sindicato e invita a no descomplejizar la cuestión. “La solución no pasa por esquemas facilistas, ni simples que suelen ignorar factores importantes de la economía cuando hablamos del mundo laboral”, y agrega: “El problema es político-económico, dado que el escenario donde trabajamos ha pasado a ser un área estratégica en la economía nacional e internacional y que su dinámica es parte sustancial del sistema económico mundial”.
En 2012 no solo se reabrieron las paritarias para el sector gráfico sino que también hubo otros avances en las actividades gremiales como sucedió en noviembre, cuando se logró conformar una comisión interna en Clarín o en diciembre cuando la comisión interna de trabajadores de la Revista Veintitrés informó que habían logrado la firma de un convenio de regularización para los colaboradores de la redacción
Con respecto a las mencionadas negociaciones colectivas, Fagale señala que “tanto los medios del grupo Zpolsky, como del grupo Vila-Manzano o el grupo Clarín, expresan serias resistencias a la aplicación de los acuerdos”. “Y en lo que respecta a los colaboradores ni hablar. En un 90 por ciento los colaboradores no han recibido, por empleo, el aumento acordado en las paritarias del 2012”, agrega.
De acuerdo con el Observatorio de Medios, político-Social, Cultural de la Utpba, el 93 por ciento de los trabajadores no recibió el aumento salarial proporcional acordado en las paritarias del año pasado.
“Lo que se pide desde los delegados es una campaña mucho mas fuerte contra la precarización en los medios”, apunta Diego Martínez quien afirma que el problema no es el Estatuto, sino que muchas de las disposiciones contempladas en el mismo “no se cumplen”.
Para Ladetto, las soluciones vienen de la mano de “una mayor capacitación de los propios periodistas (un profesional calificado se defenderá mejor); control estatal; abrir canales de diálogo sincero con las patronales; modificación de leyes de precarización laboral del menemismo (pasantías, por ejemplo) y tomar conciencia de que un salario digno y un descanso adecuado son partes fundamentales de la calidad periodística que se le brinda a la sociedad.”
“Organización y lucha, es la única respuesta. De eso se trata. Ni nada más ni nada menos. La organización está donde los trabajadores estén dispuestos a dar esta batalla”. El consejo de Fagale, simple y complejo, pareciera ser la llave para dar un paso adelante en esta batalla.
Los conflictos que atraviesan los trabajadores de los medios se vuelven cada vez más evidentes y una correcta organización y representación ante las autoridades y las patronales se vuelve cada vez más necesaria. Por ello mismo, no son pocas las organizaciones y los periodistas que, cada vez más, dan cuenta de que la profesión, a pesar de estar rodeado por un halo de romanticismo, es también un trabajo y un modo de poder subsistir para seguir realizando una tarea más que responsable para el funcionamiento de las sociedades.

viernes, 17 de mayo de 2013

Por los que quedan


Se fue quien, hasta donde sé, es el hombre más odiado de esta era en esta parte del mapa.
El “hijo de puta”, el “genocida”, el “dictador”, en fin, se fue la cara visible y más recordada de los años más oscuros de la historia argentina reciente.
Toda vez que hablo sobre aquella época – y acá me pongo bien personal – me siento desprovisto de autoridad. Todo lo que sé de la dictadura lo sé por los libros, los relatos, las anécdotas. Digamos, por lo que me contaron. Eso me hace sentir hasta hipócrita y un tanto ignorante.
En base a lo que me contaron, mucho o poco, más o menos riguroso, puedo afirmar que se fue uno de los personajes más nefastos que ha pisado este suelo.
Honestamente, tengo un problema para tildar a alguien de “malo”. Después de mucho haberlo analizado, supongo que es así porque nadie me ha defraudado realmente y porque me descubro bastante cristiano en ese sentido.
Digo, encuentro en mí esos valores que abogan por amar al prójimo, perdonar, sentir empatía y la mar en coche (aclaro, de todos modos, que dudo que sean cristianos. Seguramente sean más antiguos, pero en estos términos es más fácil entendernos).
Entonces, ¿Cómo pensar a este personaje? ¿Desde dónde? ¿En base a qué? 
Hay algo bastante concreto: Mucho gente la pasó mal. Y hay algo trágicamente más concreto: Miles de ellos hoy no están entre nosotros.
Y ni siquiera sé sí los mataron – lo cual es monstruoso en sí mismo – sino que quedó ese siniestro y amargo dejo de incertidumbre que descansa en la figura de los “desaparecidos”.
No están. Y los que vivieron para contarlo narraron historias que, ampliamente, superan a la mejor película de terror hollywoodense.
Me pone mal. Ese dejo de empatía que vive en mí piensa en esas almas que andan vagando quién sabe por dónde. Pero esto me excede ampliamente. Puedo sentir algo pero, al fin de cuentas, no interesa demasiado. Siento, sin embargo, que lo me sucede a mi le pasa a un buen número de contemporáneos. 
La traducción de todo esto suele utilizar los adjetivos que escribí en el segundo párrafo. 
Al menos yo, quiero entender que toda esta cuestión supera a la figura de Videla. Intento analizarlo como algo más conceptual: Videla y sus secuaces como expresión de un modo de ver el mundo. Incomprensible, irracional, siniestro, pero un modo de entender las cosas.
¿Eliminar la amenaza marxista? ¿Mantener un modelo económico? Tenga el fundamento que tenga (sobre lo cual hay mucho escrito), Videla, así como Roca, Sarmiento, Hitler, Bush o cualquier otro “hijo de puta” que se nos venga a la cabeza tuvieron, en su momento, una forma bastante concreta de ver el mundo.
Esos anteojos no me calzan y entiendo que, afortunadamente, esa no es ni fue la visión del “pueblo” o de las “mayorías”. El problema surge cuando esas minorías logran, de diferentes modos, imponer esa visión de las cosas y actuar en consecuencia.
No Videla, sino lo que representa. Al fin de cuentas, su existencia física era un detalle, ¿O acaso los treinta mil que no están no representan tanto más que muchos de los que todavía respiran?
Me propongo, entonces, no opinar sobre su accionar sino ser consciente de que existió y existen personas con esa forma de ver las cosas. Ser consciente de las cosas es el primer paso para enfrentarlas (o aceptarlas).
No me preocupo por los que se van sino por los que quedan.
Creo que la noticia de hoy no sirve para otra cosa que para recordar que, aunque nos pese, sigue habiendo algún que otro “hijo de puta” dando vueltas.

Y todo esto, con el debido perdón de las “putas”, que mucho más dignas son de lo que la sociedad les quiere hacer creer.

lunes, 15 de abril de 2013

Las excusas se reciclan


1914: El archiduque Francisco Fernando de Austria, heredero del trono del imperio Austro-Húngaro, es asesinado junto a su esposa por un joven estudiante nacionalista serbio. Un mes después, el imperio Austro-Húngaro le declara la guerra a Serbia dando inicio a la primera guerra mundial.
1939: La Alemania nazi, liderada por Adolf Hitler, invade Polonia ante la negativa del gobierno de este país a restituirle una ciudad al gobierno germano. Dos días después, Francia y Reino Unido le declararon la guerra inaugurando la segunda guerra mundial.
2001: Cuatros aviones ingresan al territorio estadounidense; dos de ellos se estrellan contra las Torres Gemelas, uno contra el Pentágono y otro cae en campo abierto. El presidente George W. Bush emprende la guerra con el Terrorismo y las tropas norteamericanas invaden Afganistán en octubre del mismo año e Irak dos años después.
2013: Dos bombas explotan durante una masiva maratón en Boston. Se registran muertos y decenas de heridos de gravedad. El gobierno de Barack Obama señala que se trata de un atentado.

Entonces surge el interrogante: ¿Se tratará de los viejos conocidos árabes, liderados por el atómico iraní Ahmadineyad o del nuevo régimen norcoreano que amenaza con lanzar sus misiles y todo su poderío militar contra occidente? ¿O será el fantasma de Chávez, en pleno auge por la elección como presidente de su sucesor, Nicolás Maduro?

¿Hacia a donde apuntará el devastador dedo de los vecinos del norte? ¿Qué tecla presionarán?

Nada que las próximas horas o los meses venideros no nos puedan responder.

Esperemos que la historia se desmienta a sí misma de una vez y deje de ser cíclica.

sábado, 6 de abril de 2013

Otra gota, otro vaso rebalsado


Una lluvia, una fuerte lluvia, azotó esta semana Buenos Aires. Las zonas más afectadas – al menos según lo que los medios nos dejan saber – fueron la capital geográfica y la capital económica del país. Macri, Scioli y Cristina y todos aquellos que juegan al quemado con la culpa.
La capital, ese terreno en continua disputa política, sufrió una vez las consecuencias de una mala gestión y de peleas de poder que terminan consiguiendo que las cosas no se hagan o se hagan a medias. Al igual que durante los últimos meses del año pasado, vimos una exagerada cantidad de agua acumulada, sobre todo en barrios como Belgrano o Saavedra. Fueron ocho los muertos y prolongados los cortes de luz, muchos los cuales aún persisten.
“La Venecia de las diagonales”, como lo título de manera muy desafortunada Pagina 12, fue y es un caos. Miles de evacuados, personas que no aparecen, cortes de todos los servicios básicos y lo que más resuena: al menos 51 muertos y contando. Hemos visto en videos y fotos, imágenes sumamente tristes, testimonios desgarradores de las víctimas y un desfile de políticos tan inédito como la cantidad de mililitros de agua que cayó sobre la ciudad.
Como pasó con Cromañón y con Once (por recordar solamente estas dos tragedias), se vuelven a hacer evidentes las falencias inherentes a un sistema que privilegia las medidas útiles para ganar simpatías en desmedro de la concreción de obras y políticas que ataquen la raíz de los problemas estructurales que arrastramos desde hace años.
Por supuesto que la historia es causal y que lo que hoy está como está se debe a que ayer alguien hizo algo para que así fuera. Por supuesto que las soluciones de fondo toman longitudes temporales que a veces pueden llegar a ser décadas. Pero esto no quita que, desde hace un buen tiempo, las principales figuras políticas del país se vienen pasando la pelota continuamente y terminan construyendo grandes castillos de humo en lugar de asomar las narices para intentar empezar a resolver ciertas cuestiones. Sin entrar en ese blanco o negro tan espantoso que se nos viene presentando desde hace unos cuantos años, cuando pasan estas cosas es irrefutable que algo no se hizo o que algo se hizo mal.
Todo esto no quiere decir que le esté echando la culpa al gobierno, o a los gobiernos. Pensar y/o creer que un gobierno es responsable de todo lo bueno y todo malo que pasa es caer en la más absoluta y detestable pasividad. Así como también caer en los extremos obnubila la visión de cualquiera que crea en exceso en la santidad de algunas personas.
Esto es concreto, es tangible. Más allá de lo que digan con respecto a que tal obra que no se pudo hacer porque tal persona no facilitó el dinero o con respecto a la falta de astucia del otro para manejar ciertos problemas, lo concreto es que hay más de 50 personas que se fueron para siempre y hay otras miles a las que la vida les dio un cachetazo que no esperaban ni merecían.
No es tiempo de llorar, ni de hacer propaganda con el dolor ajeno. Es tiempo de trabajar, dejar de lado las nimiedades y buscar soluciones a problemas que gritan de dolor. Las diferencias tanto en lo ideológico como en lo pragmático pueden tener todo el lugar que deseen ya que de eso se trata la sobrevaluada democracia. Pero hay problemas simplemente complejos que tienen soluciones complejamente simples. No hay ninguna cuenta que hacer, ni leer ningún libro de algún ideólogo, politólogo o economista.
Hace más de 10 años se nos fueron 194 pibes por negligencia en los controles de los boliches. Hace poco más de un año se nos fueron 51 personas por negligencia en el funcionamiento del sistema ferroviario. Hoy se nos siguen yendo almas porque nos venimos a enterar que de repente nadie sabe hacer bien las cosas, o no quiere hacer las cosas, o no puede hacer las cosas. No las hacen y la gente deja de creer en algo cuando no les da resultado; y más cuando es contraproducente.
Esta división entre “La capitana Cristina” y sus fieles y los “detractores sin propuestas” y sus seguidores de redes sociales tiene que tomarse, al menos, un recreo. Todos tenemos que tomarnos un minuto para pensar en algo que va mucho más allá de las divisiones partidarias.
Tomémonos un minuto y preguntémonos: si es que estamos haciendo algo más que quejarnos ¿Estaremos haciendo las cosas bien?

jueves, 21 de marzo de 2013

El Tío Sam y el Nabka


En 1948, miles de árabes debieron marcharse obligatoriamente de sus tierras originarias como consecuencia de la guerra árabe-israelí. La antigua Palestina había quedado desmembrada y la flamante nación israelí había conseguido su ansiada independencia. Aquél recordado éxodo dejó sin hogar a cerca de 700 mil pobladores originarios. Nabka, que en árabe significa “catástrofe”, es el nombre con el que se recuerda ese suceso que marcó el inicio del actual conflicto palestino-israelí y que produjo una honda herida en la memoria de los palestinos.

En el marco de la gira por los países árabes amigos de los Estados Unidos, el Presidente Barack Obama ratificó el compromiso histórico de su país con el mantenimiento de la paz mundial al advertir que “todas las opciones están sobre la mesa” para impedir que Irán pueda llegar a fabricar una bomba atómica. El peligro principalmente sería para Israel, aliado “eterno” de su país, según el mismo Obama; pero también para el resto de las naciones quienes sufrirían los ataques terroristas de grupos  ligados al régimen iraní como Hezbolá o Hamas.
A pesar de las actuales acusaciones, fueron los Estados Unidos quienes incentivaron el programa nuclear iraní en los 50s, lo reafirmaron en las siguientes décadas e intentaron impedirlo en el 2000 – de acuerdo con una investigación del periodista norteamericano James Risen, nunca confirmada por las autoridades – cuando proveyeron secretamente información errónea al gobierno iraní con el fin de retrasar el programa; el problema fue que los científicos locales detectaron las fallas y el proceso, en vez de demorarse, se aceleró.
Las relaciones entre Irán y los gobiernos occidentales vienen siendo tensas desde hace décadas, en las que se cortaron muchos vínculos comerciales y en las que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) denunció irregularidades y desviaciones de los supuestos objetivos científicos y pacíficos de los laboratorios iraníes. En los últimos años las tensiones se agudizaron cuando la Unión Europea y los Estados Unidos pusieron serias restricciones a las importaciones de petróleo iraní. Por su parte, la nación árabe amenazó con bloquear el Estrecho de Ormuz, lugar por donde pasa el 40% del comercio mundial del crudo.
Mas tensas son las relaciones entre Irán e Israel, cuyas voces principales vienen intercambiando declaraciones que rozan las invitaciones abiertas a una guerra. De hecho, en 2005 el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, afirmó que sería deseable que Israel sea “borrado del mapa” y que este país es el epicentro de una conspiración judía mundial. En febrero del año pasado el ministro de Defensa de Israel, Ehud Barak, aseguró que la opción militar contra Irán “es real y está lista para ser usada”. Mismo durante una conferencia en la ONU, celebrada el pasado septiembre, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, exhortó a las naciones aliadas a trazar una "línea roja" contra la carrera nuclear iraní, lo cual no solo se tradujo en un pedido de sanciones económicas, sino también en una solicitud de apoyo ante una eventual incursión bélica del país hebreo.
Irán mantiene relaciones estables con China, su principal socio comercial, y con países latinoamericanos como Brasil, Argentina y Venezuela. Por su parte, Israel busca el apoyo de la comunidad europea y sabe que cuenta con los Estados Unidos.
La actuación de este último país es siempre un tema principal en cualquier agenda. Las declaraciones de los funcionarios norteamericanos siempre son tratadas como un tema de mayor importancia ya sea porque expresan el pensamiento – o los intereses – de buena parte de fuerzas políticas y económicas, ya sea porque muchos connotan en ello un expreso deseo de intervenir en otros países bajo excusas que distan mucho de las causas reales que persiguen los estadounidenses ¿Acaso no es historia conocida que se busque el consenso contra un enemigo público para después poder atacarlo? Pasó durante la guerra fría cuando, en pos de diezmar al enemigo comunista, lanzaron una desenfrenada carrera armamentista contra la Unión Soviética,  participaron en la guerra de Corea, devastaron Vietnam y coordinaron un macabro plan continental en Sudamérica para que cada gobierno de facto se encargue respectivamente de eliminar a la “amenaza roja”. Es mas reciente la historia del 11 de septiembre de 2001: cuatro aviones penetraron el cielo norteamericano provocando una catástrofe cuya orquestación sigue siendo hoy día motivo, como mínimo, de controversia. La amenaza terrorista había nacido a nivel global y los norteamericanos encontraron fácilmente el apoyo que necesitaban para emprender la llamada “guerra contra el terrorismo”. Invasiones en Afganistán, en Irak, derrocamiento de regimenes – ascenso de políticos adictos, tal sucedió en nuestras tierras – y miles de daños colaterales, es decir, civiles muertos.
¿Pero porque tanto problema sí al fin de cuentas lograron reducir el terrorismo mundial, eliminaron a su máximo referente y siguen teniendo presencia en medio oriente como para controlar posibles ataques de los siempre amenazantes árabes? No solo su accionar ha sido devastador para todo el pueblo árabe – cuya realidad, hay que decirlo, tampoco es la de los campos Eliseos – sino que también sus planteados objetivos huelen a mentira y, mas precisamente, huelen a oro negro. Y es que medio oriente es un oasis de petróleo, ese cáncer tan necesario para todas las economías del mundo ¿Creer en altruismo o creer en interés? No parecería haber una razón real por la que los últimos gobiernos estadounidenses se ponen la paz mundial al hombro y obran por la defensa de todos los países del mundo. Pareciera haber más tangible y más realista: el interés económico del gobierno norteamericano y de sus corporaciones aliadas.
Es curioso escuchar el derrotero de Obama contra la obtención de armas nucleares por parte de Irán ¿No fue su país el que pulverizó hace más de medio siglo a las poblaciones de Hiroshima y Nagasaki con dos bombas atómicas? ¿Alguien cuestiona la capacidad militar actual de los Estados Unidos? ¿Alguien siquiera se preguntó qué es lo que pueden producir hoy si hace 50 años tenían la capacidad de explotar el mundo entero? ¿Por qué siguen y siguen invirtiendo buena parte del presupuesto es armas? ¿Cuáles son sus objetivos reales? Se escuchan a pocos mandatarios haciendo este tipo de preguntas. Pero sí escuchamos continuamente a los líderes europeos, al premier israelí y a Obama hablando de la inminente amenaza nuclear que asecha al mundo.
Por supuesto que el gobierno de Ahmadineyad, xenófobo, machista y censor de los derechos humanos no es un lujo para la sociedad global. La situación en medio oriente es complicada desde hace siglos ya sea por conflictos religiosos, políticos o económicos. Con respecto a las supuestas armas nucleares iraníes, el gobierno árabe alega que no existen, sino que se está experimentando para alcanzar logros científicos pacíficos, que puedan proveer de mayor energía al país.
Probablemente no sea ni blanco ni negro: las intenciones iraníes quizás no persigan tales inocentes fines, pero de esto a pensar que están ideando un plan nuclear para atacar a los Estados Unidos y a las potencias occidentales, hay un gran abismo. Será fanático, será ortodoxo, ambicioso y un tanto siniestro pero es de esperar que a Ahmadineyad no le falle el sentido común: ¿Qué sentido tiene fabricar una bomba nuclear sabiendo que los Estados Unidos por sí solos han de tener capacidad para destruir todo el mundo árabe en cuestión de minutos?
Hay que estar atentos, eso es indudable. El peligro es muy grande y el enemigo está a la vista de todos. Hace siglos está a la vista de todos y al menos que alguien realmente lo cuestione, va a seguir haciendo lo que se le da la gana y con todas las opciones que tiene sobre la mesa, que como dijo el mismo Barack, son “muy significativas”.
Solo resta rezarle al Dios que más convenza a cada uno para que un nuevo Nabka no esté a la vuelta de la esquina y para que los mal llamados daños colaterales dejen de asechar a las poblaciones inocentes del mundo.

jueves, 14 de marzo de 2013

Sobre Francisco I


Es por todos conocido que desde hace siglos la iglesia católica viene sembrando millones de fieles alrededor del globo sea por convicción o por imposición. Por este motivo, la mayoría de las naciones adoptaron al cristianismo como su religión oficial – en realidad, en todos los casos el culto católico antecedió a la fundación de los estados nacionales modernos, sobre todo en Latinoamérica. La Argentina nació siendo un territorio en el que Jesús tenía tanto o más poder que cualquier gobernante venidero.

La iglesia como institución

Históricamente la iglesia fue catalogada de conservadora o “derechista”. Sin necesidad de recordar los años de la inquisición o de las guerras santas, es vox populi que se trata de una institución muy ortodoxa que, a través del imperio de la palabra del señor, busca adoctrinar a su manera a todos sus fieles. Sin buscar que estos comentarios resulten peyorativos para los creyentes, se trata justamente de creer o no creer. Quienes no estamos de acuerdo con el proceder histórico de la iglesia no buscamos defenestrar a los católicos, quienes genuinamente buscan un refugio en la palabra santa, sino que cuestionamos las verdaderas intenciones de los altos mandos de la institución y de la doctrina – medieval, a nuestro entender – que siguen transmitiendo a toda costa.
La iglesia coqueteó con el poder desde siempre en nuestro país, ya sea durante gobiernos democráticos, ya sea durante los gobiernos de facto. No es de extrañar que durante la última dictadura militar, muchos curas y demás autoridades eclesiásticas hayan sido acusados y/o condenados por haber sido cómplices de tan nefasto proceso. La iglesia busca mantener  el orden existente, divino y natural según dicen. Los militares buscaban lo mismo, así como muchos políticos y ciudadanos que temían una reproducción de las revoluciones comunistas e “izquierdistas” que hubo a lo largo del siglo pasado. No debió ni debe extrañar a nadie la consonancia entre estos actores sociales en tiempos como los vividos en los 70 – y antes también. Claro que siempre hay excepciones, como las del hoy por hoy renombrado y recordado padre Mugica.

El papa argentino

El nuevo papa, el argentino Jorge Bergoglio, bautizado como Francisco I es aclamado, idolatrado, respetado y amado en todo el mundo. En los medios se refleja un típico exitismo por tener un papa de nuestra nacionalidad y también un gran asombro por el “sencillo estilo de vida” que mantenía antes de asumir como sumo pontífice; las crónicas dicen que viajaba en transporte público para ir a las villas, que era austero, que vivía en un departamento sencillo, entre otras adulaciones. Muchos tildan a Bergoglio como un cura villero, siempre preocupado por los desposeídos y por las injusticias sociales. Fue conocido por muchos cuando, en reiteradas oportunidades, se enfrentó con los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner al denunciar el actual estado de “desigualdad social”. Pero también conocido fue por levantar las banderas de una suerte de nueva cruzada santa contra los herejes que querían una legislación para que personas del mismo sexo se pudiesen casar o para que las mujeres pudieran decidir sobre su cuerpo y su vida. Tampoco esto ha de extrañar a nadie: antes de ser papa, Bergoglio era la autoridad máxima de la iglesia católica nacional, por lo que no hizo más que defender la ortodoxia que históricamente caracterizó al clero.


Ahora bien, distinto tinte toma la cuestión cuando introducimos el factor “política” en el medio. Y este es el aspecto más controversial del actual papa. Por un lado, acérrimos defensores del “modelo nacional y popular” liderado por la actual presidenta, se oponen fuertemente a la figura de Francisco I. En la mayoría de los casos se lo repudia por haber sido “cómplice de la última dictadura militar”, pero también por haber estado del lado del campo durante los días de la 125, por oponerse a las ya citadas leyes del aborto y del matrimonio igualitario, por ser confesor de varios líderes de la oposición y, por sobre todas las cosas, por manifestar su descontento públicamente contra el accionar del actual gobierno. Si hacemos un poco de memoria, podemos recordar lo que pasó con Perón cuando se puso en contra a la cúpula mayor de la iglesia, la cual se alió con los militares y demás civiles para inaugurar la famosa “revolución liberadora” (o fusiladora, como bien ilustró Walsh en Operación Masacre).
A pesar de que muchos piensen que el catolicismo es algo “pasado de moda” y que no está para nada en consonancia con los tiempos que corren, es cierto que la iglesia, como institución material y hasta simbólica, sigue detentando un importante poder en nuestro país. Los líderes de la oposición bien saben esto, por lo que buscaron siempre en Bergoglio un aliado político en la guerra que hace años vienen intentando tener en contra de los gobiernos kirchneristas. Esto traduce en un: quienes celebraron la designación de Francisco I, no solo fueron los fieles incondicionales, sino también quienes vieron y ven en este hecho una buena carta para jugarle al gobierno nacional. De alguna forma, más de uno va a querer sacar provecho de que una figura tildada de opositora y tan importante como Bergoglio sea el nuevo papa.

Su relación con la dictadura

En 1986 el fundador del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Emilio Mignone publicó en el libro Iglesia y dictadura. El papel de la iglesia a la luz de sus relaciones con el régimen militar que el entonces Superior Provincial de la Compañía de Jesús en la Argentina, Jorge Bergoglio, dejó sin protección al sacerdote Orlando Yorio, quien trabajaba en villas y quien fuera secuestrado durante cinco meses, en los que padeció vejaciones y torturas en la ESMA. Horacio Verbitsky, periodista de reconocida trayectoria y actual editorialista de Página 12, publicó en 2005 un libro llamado El Silencio, en el cual avala con testimonios lo escrito por Mignone veinte años atrás y agrega que Bergoglio fue clave también el secuestro de otro sacerdote llamado Francisco Jalics. En respuesta a estas acusaciones, el actual papa afirmó ante la justicia e inclusive en el libro El jesuita, conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio – escrito por los periodistas Sergio Rubín y Francesca Ambrogetti – que les había advertido a los sacerdotes del peligro que corrían pero que no le hicieron caso y que hizo lo que pudo con la poca “edad que tenía y las pocas relaciones con las que contaba para abogar por las personas secuestradas”. No existe ninguna causa judicial pendiente por este asunto, pero la controversia sigue viva y, hoy día, más vigente que nunca.

Bergoglio probablemente no sea un cura villero, pero tampoco esta probado que realmente haya sido cómplice directo de la dictadura militar del 76. Al parecer de este humilde servidor no es ni un santo ni un genocida, es un miembro más del clero y de la sociedad argentina, con sus intereses, ortodoxias y juegos de poder bien definidos. Que sea un buen o mal papa, es irrelevante mientras la iglesia siga mintiendo sus rígidos e inservibles parámetros de realidad social. Que sea un actor fundamental o no en las próximas elecciones legislativas y que le pueda llegar a “hacer el juego a la derecha” contra el gobierno de Cristina Kirchner, es algo que esta por verse.
Por ahora, todas son puras especulaciones y opiniones bien y malintencionadas.

martes, 11 de diciembre de 2012

El sur tiene su encanto


Por Juan Fernández y Adrian Sotelo

El éxito de la segunda edición de la Noche de los Teatros da cuenta de un proceso de crecimiento cultural en la zona sur del Gran Buenos Aires que no sólo se ve reflejado en las expresiones escénicas, sino también en otras vetas artísticas.
Con la formación de la Red Teatral Sur (RTS), la movida under de la zona alcanzó el impulso que hace años estaba necesitando. En los últimos años proliferaron muchos centros culturales y se hicieron más conocidos otros tantos que vienen ofreciendo una variada propuesta artística desde hace décadas. La RTS surgió del seno de los propios artistas bajo dos necesidades: fortalecer los vínculos entre las diferentes salas y actores; repartir más equitativamente los fondos provenientes de diferentes organismos estatales, principalmente del Instituto Provincial del Teatro (IPT).

La Red de la movida under

Con la primera edición de La Noche de los Teatros, en noviembre de 2011, nació la Red Teatral Sur la cual está compuesta por más de ochenta miembros entre grupos de teatro, investigadores y salas del conurbano bonaerense; abarca las regiones de Almirante Brown, Avellaneda, Berazategui, Esteban Echeverría, Ezeiza, Florencio Varela, Lanús, Lomas de Zamora, Quilmes, Presidente Perón y San Vicente.
El disparador para su creación fue la sanción de la Ley Provincial del Teatro Independiente - ley 14.037 - a través de la cual se creó el Consejo Provincial de Teatro Independiente destinado a “planificar políticas de apoyo y fomento de la actividad, y administrar los recursos de un Fondo Especial , compuesto principalmente por un porcentaje de los premios prescriptos del Instituto Provincial de Lotería y Casinos , que debe aplicarse en formato de subsidios y programas, a lo largo de toda la provincia” de acuerdo a lo expuesto en el sitio web de la red.
Tres son los ejes sobre los que se concentra la actividad de la Red: la comunicación, la capacitación y la convocatoria a los espectáculos. “La idea es que la gente conozca que en sus barrios hay salas de teatros en donde se ofrecen muchos espectáculos y de mucha calidad”, considera Leila Kancepolsky, integrante de la comisión directiva del Galpón de Diablomundo. Por ello, con el nacimiento de la RTS se lanzó la página de la red - www.redteatralsur.com.ar – a través de la que se busca que los posibles espectadores accedan rápida y dinámicamente a la información sobre la producción de las distintas artes escénicas. Por otra parte, dos programas principales son los que lleva adelante la red: por una parte la Capacitación en Gestión para Teatristas, que intenta aportar a la producción y gestión de las salas y busca articular espacios comunes entre artistas de la región y de otros círculos teatrales, y por otro lado la Capacitación sobre Lenguaje Escénico, un plan que busca conjugar las propuestas escénicas con los recursos técnicos disponibles en las salas. El último de los tres ejes que guían la actividad de la red tiene que ver con la llamada “formación de espectadores”. A través del proyecto “Mundos (Im) posibles” se intenta atraer jóvenes a las salas, muchos de los cuales “nunca en sus vidas pisaron un teatro”, como afirma Kancepolsky.

Telones abiertos

La Noche de los Teatros apunta a lograr la “visibilidad” de la oferta de producción artística de la región y llevar el teatro al barrio con el fin de darle batalla a la hegemonía cultural que siempre se quiso imponer desde la Ciudad de Buenos Aires. Un estudio de la investigadora Patricia Devesa reveló que el 92 por ciento de los chicos que se encuentran dentro del sistema educativo no habían asistido a una función teatral, mientras que el 74 por ciento de los docentes consultados tampoco había ido al teatro. Las razones son diversas: la gente piensa que la entrada es cara, que tiene que viajar hasta Capital Federal para poder asistir a una función, que lo que se da en las salas es “aburrido” y que el teatro es para un grupo reducido de cultura de elite. Con el objetivo de combatir estos resultados, los teatros independientes de la zona abrieron gratuitamente sus salas y con un gran éxito. “Se calcula que hubo más de 2 mil espectadores contando todas las salas”, manifestaron desde la RTS luego de la segunda edición de la Noche de los Teatros.
La edición de este año, que conmemoró el año del lanzamiento del sitio web, contó con más de 15 obras que se dieron simultáneamente en 10 localidades del conurbano sur. Las salas que abrieron sus puertas fueron el Teatro de los Sueños, el Galpón de Diablomundo, el Teatro de las Nobles Bestias, el Banfield Teatro Ensamble, Espacio Disparate, el Teatro de las Memorias, Espacio Mu, La Luna Varieté, Ceta Espacio Escénico, Superarte, Cultura del Sur, el Teatro Don Bosco y Artenpié. Por su parte, algunos de los grupos teatrales que dijeron presente fueron Jícara, Sonrisa de Ojera a Ojera, los títeres de Bigote de Monigote, El Canto de la Oveja, Identidad Sur, La Colmena y Cultura itinerante El Barriazo.
“A diferencia del año pasado, vimos que se acercó más gente y, sobre todo, gente que no siempre viene a las salas” asegura Mariana Lozada, representante del Consejo Provincial de Teatro Independiente por el Conurbano sur e integrante del grupo teatral El disparate Violeta. Para Lozada “el hecho de que sea gratuito colaboró con la cantidad de gente, hizo que se animaran”. El éxito también se vio reflejado en el sitio web de la red: “600 visitas contamos ese día, lo cual fue un reflejo de lo que terminó pasando”.

Artistas itinerantes

Si bien la RTS lleva un año de vida y tiene grandes proyecciones a través de todos los proyectos que se están haciendo, la movida cultural en el sur lleva décadas y las relaciones entre los distintos artistas y espacios va mucho más allá de lo institucional.
 “Se dan redes donde hay pequeños intereses personales que se conectan”, reflexiona Marcelo Federico de Espacio Mú. Este espacio, que a la vez es su propia casa, alberga la llamada Fiesta Lúdica en la que se amalgaman los espectáculos musicales, teatrales y plásticos con una propuesta que busca que la gente “juegue”, ya sea creando figuras con diferentes materiales o escribiendo palabras en la pared con imanes, entre otras actividades. Según Federico, las lúdicas se hacen “para romper el miedo que tiene uno a participar”. De esta manera, la barrera entre el espectador y el artista se quiebra para darle lugar a otro tipo de interacción más genuina.
Al igual que Federico, Jorge Peluffo, de Cultura del Sur, afirma que “la relación es itinerante según la necesidad, según lo que se hace”. Yendo más allá, Kancepolsky considera que existe “una relación personal también” con los miembros de las otras salas, por lo que el intercambio de obras y la participación de actores de un teatro/grupo en otro espacio es frecuente. El caso del Teatro Kabeza, una varieté llevada a cabo por Patricio Gallardo y Darío Sorraieta es ilustrativo: este año llevaron su obra al Galpón de Diablomundo, al Teatro de las Nobles Bestias y cerrarán el año en el bar Ludoviko.
A pesar de esto, un problema en común que tienen casi todos los centros culturales es el de la convocatoria: hay funciones que deben ser levantadas por no cumplir con el mínimo de asistencia del público o, más comúnmente, funciones con una baja convocatoria. Por esto, y más allá de los esfuerzos de los mismos espacios, lo que se necesita según Junior Cross del Teatro de las Nobles Bestias es “publicidad, habilitaciones, políticas serias de teatro” (Ver entrevista principal).

El tira y afloje con la política

Siento que no hay voluntad desde el Municipio de Lomas de Zamora para que los grupos emergentes tengan realmente una estructura como para poder laburar”, opina Cross. La intendencia de Martin Insaurralde abrió a mediados de este año el Teatro Municipal, a cuya inauguración asistieron representantes de varios teatros independientes de la zona. “Creo que hay ganas, todavía no se ve demasiado en lo real”, sostiene Kancepolsky. Las relaciones entre los teatros independientes y el gobierno – nacional, provincial y municipal – siempre fueron de “tira y afloje”. Si bien municipios como los de Lomas de Zamora o Almirante Brown intentan dar una imagen cultural de la zona, no es mucho lo que hacen realmente por las salas y por los artistas locales. Peluffo considera que “hay un interés del gobierno en canalizar la arista cultural y meterse en ese ámbito. Por eso abrieron el Centro Padre Mujica y ese boliche No me olvides” y subraya tajantemente: “(El vicegobernador Gabriel)Mariotto pone guita donde hay una afinidad política y nada a los que mantienen su actividad en forma independiente. Eso es muy claro.”
El hecho de que las habilitaciones que se otorgan desde el Municipio sean iguales para los teatros independientes que para cualquier tipo de comercio genera que siempre haya problemas. El bar Ludoviko tuvo que cerrar sus puertas a mediados de este año por este problema y Cultura del Sur vivió una experiencia similar en 2011. “Nos levantaron la clausura producto de que nos juntamos e íbamos a movilizarnos”, asegura Peluffo, para quien esa experiencia marcó un antes y después en la relación de ese centro cultural con los otros de la zona.
Las expectativas de los integrantes de los centros culturales puede resumirse en las palabras de Peluffo: “Espero que el gobierno apoye los lugares que tienen una posición política independiente de este gobierno o del que venga después, que haya un apoyo real y no sea todo propaganda o promesas vacías”.

El resurgimiento como una necesidad

“Me visto como cualquier día y cocino en el horno de barro como cocinaría para mí y para mi familia”, comenta Federico quien abre las puertas de su casa para recibir no sólo a los vecinos del barrio sino también a músicos, actores, pintores, fotógrafos y demás artistas amigos.
Si bien hay espacios de larga y reconocida trayectoria como el Banfield Teatro Ensamble o el Galpón de Diablomundo, hay otros que proliferaron en los últimos años con variadas propuestas y a partir de ciertas inquietudes, como sucedió en el caso de Cultura del Sur que nació, según Peluffo, de “una necesidad de un grupo trabajadores de la cultura de hacer lo que hacíamos, de laburar y de también fusionar un poco distintas disciplinas que muchas veces se muestran por separado”.
Un punto nodal son los lazos que se fueron formando entre los distintos artistas: muchos de ellos son familia o amigos íntimos de hace años que, premeditada o fortuitamente, terminaron juntos en algún proyecto. Un ejemplo de esto es la Familia Musyrka, un espectáculo infantil que combina clown, música y humor y que está compuesto por tres parejas de amigos de toda la vida.
Muchos de los artistas aseguran que existen motivos subyacentes que explican el por qué de este resurgimiento cultural en esta parte del mapa: “En una sociedad que vive yendo a psicólogos para poder generar espacios para pensar y repensarse, el teatro es un espacio de esos”, afirma Cross. En concordancia, Kancepolsky reflexiona que el teatro surge como “otra propuesta que no sea la tele, el cine, McDonalds, el Facebook” y enfatiza la creciente necesidad de “recuperar las calles”. Florencia Menéndez, una pintora de Temperley, organiza desde hace tres años el encuentro “Arte a la calle” en la puerta de su casa, donde corta la calle por una tarde para que artistas, amigos y vecinos del barrio se acerquen a compartir una merienda y una jornada artística. El Galpón del Diablomundo tiene un proyecto llamado “El Galpón sale a la plaza”, en el que todos los segundos domingos de cada mes los distintos talleres que integran el espacio realizan sus actividades en la Plaza Colón de Temperley con propuestas abiertas a la participación del público.
Una necesidad de mostrar lo que se hace, de abrir las propuestas al barrio y de romper con esa tradición que dice que para ver un buen espectáculo hay que ir al centro de la ciudad, se hace carne en los artistas del conurbano sur del Gran Buenos Aires. Artistas de las más variadas disciplinas que vienen trabajando hace años con la mayor profesionalidad posible y con propuestas de alta calidad que, por cuestiones de publicidad o prejuicio, no logran aún llenar las salas.
El nacimiento de la Red Teatral Sur y la edición de la Noche de los Teatros son expresiones de esa lucha que se viene dando hace años, ahora con vías un poco más institucionalizadas, pero no por ello menos intensa. Se busca que los vecinos se adueñen de los espacios artísticos independientes y que encuentren otras formas de entretenimiento que vayan más allá del solitario uso de las nuevas tecnologías. Se busca, en definitiva, que se recuperen esos lazos de comunidad que parecerían haberse roto o que muchos pretendieron romper en el pasado. Experiencias como las de en esta parte del mapa demuestran que el arte, lejos de haberse perdido, está cada vez más fuerte y que cada vez más gente descubre este mundo que vale la pena vivir.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Glifocidio


La empresa estadounidense Monsanto no solamente es conocida por ser la empresa que revolucionó el mercado agrícola global sino también porque sus productos son de los más dañinos para el medio ambiente y para la salud humana.
Si bien nació como una industria dedicada a lo químico, a partir de los 70´s vieron el negocio en la elaboración de productos para la agricultura estrechamente ligados con la biotecnología. Fue así que empezaron a producir, entre otras cosas, semillas genéticamente modificadas y lanzaron al mercado su producto estrella: el RoundUp, más conocido por estas tierras como el Glifosato.
El Glifosato es un potente herbicida no selectivo cuya función es eliminar las hierbas y los arbustos perennes. El uso de este agroquímico está ligado al modelo llamado “siembra directa” que emplea masivamente herbicidas sobre cultivos transgénicos resistentes a los mismos.
En 1996 Monsanto empezó a comercializar, bajo las siglas RR (de RoundUp Ready), cultivos modificados genéticamente como maíz, trigo, algodón y soja. Estos cultivos fueron específicamente diseñados para tolerar el glifosato y se concentran mundialmente en tres países: los Estados Unidos, Canadá y Argentina.

El monstruo en suelo argentino

Si bien Monsanto desembarcó en nuestro país en 1956 con la inauguración de la Planta de Zárate para la producción de plásticos (que no es la única ya que hay plantas en Pergamino, en Rojas y próximamente en la localidad cordobesa de Malvinas Argentinas), el gran paso se dio en 1996 cuando el gobierno autorizó la incorporación de la soja RR. A partir de entonces la soja transgénica empezó a tener cada vez mayor injerencia en la macroeconomía del país hasta convertirse en uno de sus pilares. La utilización del glifosato fue vital en este crecimiento dado que permite cultivar más y con menores costos.
Ahora bien, este herbicida es de uso legal y es aprobado por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) cuya resolución 350/99 indica que su uso es de “improbable riesgo agudo”. Lo llamativo es que no es este organismo el que se encarga realizar los ensayos toxicológicos sobre los pesticidas que se utilizan en nuestro país: son las empresas agroquímicas las que los hacen a través de sus laboratorios propios. En tanto y en cuanto los laboratorios cumplan con los “requisitos administrativos y técnicos” y estén debidamente inscriptos en la red del organismo, el SENASA solo se encarga de evaluar los resultados de los análisis ya realizados. Monsanto Argentina SAIC es el laboratorio que se encarga de analizar el impacto del glifosato y el acetocolor a pesar de que el art. 9 de la resolución 736/06 del SENASA dictamine que “los laboratorios autorizados deberán abstenerse de efectuar análisis sobre material proveniente de cualquier empresa con la cual mantengan algún tipo de vinculación o dependencia que pueda afectar su independencia de juicio”.
Esto sucede ante la ausencia de una legislación nacional que regule el uso de agroquímicos y por la insuficiencia de informes epidemiológicos oficiales que den cuenta del real efecto de estos productos sobre el medio ambiente y la salud de las personas.

Herbicida homicida

Estudios sobre los efectos del glifosato fueron realizados por la Universidad de Caen y el Centro Nacional de Investigación de Roscoff, ambos de Francia, la Universidad de Pittsburg (Estados Unidos), la
Universidad Nacional de Rosario y de la Universidad Nacional del Litoral. Sin embargo, los dos de mayor impacto fueron los del docente, investigador de la UBA y del CONICET Andrés Carrasco, elaborado en 2009, y el de Greenpeace dado a conocer a mediados del 2011.
El trabajo de Carrasco fue publicado en la revista científica Chemical Research in Toxicology e indica principalmente que el glifosato puede producir “malformaciones neuronales, intestinales y cardíacas en los embriones humanos”. Además, el ex científico del Ministerio de Defensa denunció que “el glifosato también está asociado a un aumento significativo de casos de leucemia en chicos menores de 15 años, entre otros trastornos que nuestro sistema sanitario no se ha ocupado de investigar epidemiológicamente en profundidad”. Este trabajo se ganó el repudio de Monsanto, de la embajada estadounidense y de funcionarios de las provincias donde se utiliza activamente el herbicida.
El informe titulado Tolerancia a herbicidas y cultivos transgénicos. Por qué el mundo debería estar preparado para abandonar el glifosato, publicado por la ONG Greenpeace advierte que la exposición de las personas al glifosato se vincula con efectos crónicos reproductivos (defectos de nacimiento), cáncer, neurológicos (puede causar el mal de Parkinson) y efectos agudos por el uso directo del producto por los agricultores o por la exposición de los habitantes. “El glifosato interactúa con la química y la biología del suelo, provocando una serie de impactos que incluyen la reducción de la nutrición de las plantas y el incremento su vulnerabilidad a las enfermedades. El glifosato también puede lixiviarse hacia aguas superficiales y subterráneas, donde puede dañar la vida silvestre y, posiblemente, terminar en el agua potable”, subraya el informe.

Ituzaingó Anexo: sentando jurisprudencia

Hace diez años un grupo de mujeres del barrio cordobés Ituzaingó Anexo denunció que había numerosos casos de malformaciones en niños, bebés nacidos muertos y decenas de casos de cáncer y enfermedades autoinmunes. En 2008, el entonces subsecretario de Salud de la provincia, Medardo Avila Vásquez, denunció a los productores por considerar que fumigaban al lado del barrio, a pesar de que la ley 9164 de agroquímicos prohíbe la aplicación aérea de determinados productos usados en las plantaciones a corta distancia de la población urbana.
Haciéndose eco de este caso, a principios de 2009 la presidenta Cristina Fernández firmó el decreto 21/2009 a través de la cual creó la Comisión Nacional de Investigación de Agroquímicos (CNIA) con el fin de investigar las relaciones entre las fumigaciones y las enfermedades denunciadas por los habitantes de los pueblos cercanos a grandes plantaciones de cultivos. Sin embargo, un año después la Defensoría del Pueblo de la Nación emitió un comunicado en el que cuestionó a la CNIA por no “cumplir de modo sostenido en el tiempo con la manda presidencial que la convocó para la investigación, prevención, asistencia y tratamiento en casos de intoxicación o que afecten a la población con productos agroquímicos”.
Más allá del interregno de la CNIA, el caso del barrio Ituzaingó Anexó tuvo su juicio en agosto de este año cuando la Cámara del Crimen de Córdoba impuso tres años de prisión condicional al productor Francisco Parra y al piloto Edgardo Pancello. De esta manera, se concretó el primer proceso judicial de la historia latinoamericana contra productores y fumigadores acusados por contaminación ambiental.

La Leonesa y otros pueblos en lucha

A mediados del 2010 un juez provincial suspendió las fumigaciones de arroceras por noventa días en la localidad chaqueña de La Leonesa y ordenó a la provincia un estudio sobre los efectos del glifosato en esa población. La Comisión Provincial de Investigación de Contaminantes del Agua publicó un informe en
el que señaló que en los últimos diez años en La Leonesa se triplicaron los casos de cáncer en niños menores de 15 años y se cuadruplicaron los casos de malformaciones en recién nacidos, lo cual coincidió con el auge de la explotación de arroz transgénico en la zona. En marzo del mismo año, gracias a una querella impulsada por residentes de Santa Fe, un tribunal regional prohibió aplicar glifosato cerca de las áreas pobladas.
En Tucumán los vecinos protestan contra la instalación de la Estación Experimental de Monsanto, que busca entrar en la provincia norteña con la producción de soja y maíz. Asimismo en Pergamino alertan la existencia de contaminación ambiental producida por el amoníaco liberado por la planta allí instalada.

Una nueva planta y un futuro incierto

El 15 de junio de este año, Cristina Fernández de Kirchner anunció en el Consejo de las Américas celebrado en Nueva York que Monsanto invertirá casi 2 millones de pesos para instalar una nueva planta para la producción de maíz en la localidad cordobesa de Malvinas Argentinas. Sin bien el anuncio exaltó la importancia de la inversión para el plan industrial (crearía 400 puestos de trabajo) y para el plan agroalimentario 2020 no fue bien recibido por los vecinos de la localidad ubicada en el Gran Córdoba. En este sentido la Sala 2ª de la Cámara del Trabajo de Córdoba ordenó dar trámite al amparo presentado por el Club de Derecho, junto con vecinos de Malvinas Argentinas, para frenar la instalación de la planta.
Al igual que sucede en Chaco, Santa Fe, Tucumán y Buenos Aires, son los mismos vecinos quienes se oponen a que Monsanto se instale en sus localidades. La fama que se hizo la empresa, a la cual poco parece interesarle el impacto de sus producciones artificiales sobre el ambiente y la salud humana, genera que los pueblos de aquí y de otras partes del mundo se revelen contra el glifosato y cualquier otro producto que ofrezca esta multinacional. Tener afinidad con los gobiernos, empezando por el de los Estados Unidos, elaborar ellos mismos los análisis toxicológicos, hacer lobby con los medios de comunicación y vender productos que benefician principalmente a los sectores más pudientes de las sociedades generan que todo lo que se diga contra Monsanto y su estrella el Glifosato sea desmentido o silenciado. Mientras tanto miles de pueblos siguen sufriendo los efectos a corto y mediano plazo de los productos de una empresa que busca maximizar las ganancias en desmedro de la salud de la población y del planeta.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Como la melodía manda

Luego de más de cuatro años de idas y vueltas, la llamada Ley de Música fue aprobada por ambas cámaras del congreso.
El proyecto, que surgió del seno de distintas agrupaciones – lideradas por la Unión de Músicos Independientes (UMI) – y músicos autónomos, fue llevado al congreso por el diputado Eric Calcagno. El punto principal de la iniciativa consiste en la creación del Instituto Nacional de la Música (INAMU), un organismo autárquico a través del cual se buscará “federalizar el fomento a la producción del país”, de acuerdo a lo expuesto en el sitio web de Músicos Autoconvocados.
Si bien el debate por los derechos de los músicos en relación a las discográficas tiene tanto tiempo como este tipo de compañías, el disparador que hizo pensar a quienes elaboraron el proyecto que era factible su concreción fue la derogación en 2005 del decreto 520/05. Éste, sancionado en 1958, exigía a los músicos dar un examen de aptitud ante un jurado de notables para poder ser considerado “profesionales”. Solo a partir de entonces podrían acceder a los derechos que garantiza el Sindicato Argentino de Músicos  (SADEM).
Integrantes de Músicos Autoconvocados, liderados por Diego Boris, entendieron la medida del ejecutivo como un gesto de apertura, por lo que a partir de 2006 formaron comisiones con el objetivo de elaborar un proyecto que reivindicara los derechos de los músicos nacionales y que buscase dar oportunidades a distintos artistas con poca o mediana llegada al público.
La propuesta busca mejorar las condiciones laborales de los músicos, distribuir equitativamente los recursos económicos y materiales provenientes del estado y darle herramientas a la sociedad para que promueva políticas culturales. En este sentido, se busca la creación de los llamados Circuitos Estables de Música en Vivo en cada región del país, la posibilidad de mejorar la difusión de la música nacional en los medios de comunicación y la formación integral de los músicos tanto desde lo intelectual/técnico como desde el conocimiento de sus derechos laborales. Se buscará también, a través del Circuito Cultural Social, acercar distintas expresiones musicales a los lugares y sectores de escaso acceso a estas manifestaciones del arte. El financiamiento, que en principio está garantizado por el Art. 97 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, será dividido en dos partes: por un lado se asignarán subsidios y créditos de forma tradicional, mientras que por otro lado se buscará proveer de herramientas a los músicos para que puedan desarrollar su actividad sin tener que recurrir a las grandes compañías discográficas: se darán vales para fabricar discos, para grabar, para masterizar, para imprimir gráfica, para difundir, entre otros recursos.
Si bien las experiencias del INCAA y del Instituto del Teatro (INT) sirven como ejemplo de gestión, el INAMU intentará no caer en el mero otorgamiento de subsidios económicos que muchas veces tienen otros fines por falta de control - tal es el caso del INCAA - así como también buscará descentralizar la actividad artística a través de la creación de cinco sedes en todo el país y no una principal en Capital Federal como sucede con el INT.
La Ley de Música nace de una necesidad de la gran mayoría de los músicos que luchan por conseguir fechas para tocar o que deben vender tanta cantidad de entradas o inclusive pagar para poder dar un show. Por otro lado está el problema de las grandes multinacionales como Sony, EMI o Universal las cuales empaquetan los productos culturales para venderlos en el mercado en desmedro del folklore de cada cultura.
El resurgimiento de la música popular y la proliferación de artistas de los más variados géneros dan cuenta de una intención por parte de la sociedad de profundizar su soberanía cultural. Quienes celebran hoy la sanción de esta ley son quienes entienden que la música es una de las más poderosas herramientas para que un pueblo se conozca, se libere y se fortalezca.

El principio


Es la historia la que nos condena,
el pasado en el que se lamenta,
el futuro quien teme.

Biología indignada,
ecología de los lamentos,
lágrimas del desamparo
en el ocaso de la lógica.

El periódico en el tacho de basura arroja sus verdades,
vaticina días grises, noches negras,
denosta la razón humana,
se amiga con el miedo y las publicidades.

El final no toca tierra,
porque el principio no cesa en su vuelo,
y la muerte araña las paredes de la noche,
cuando la luz del sol alumbra la inmensidad del cielo.

Esa luz aún no está contaminada;
los abrazos compartidos, las sonrisas regaladas,
las melodías y las pinceladas de vida,
las calles llenas de historias y de calidez.

El barrio, corazón puro
el barro, creador de anhelos
la maravilla del aire libre,
la dulzura del mate amargo.

Los vendedores de patrias,
los cazadores de sueños,
los traficantes de fe,
no pueden con las inmortales bellezas del mundo.

Y la razón humana, maltratada y despedazada
muestra que vale la pena,
porque un amigo me contó que nosotros, los porfiados,
creemos, contra toda evidencia, que fuimos mal hechos,
pero que no estamos terminados.

El abrazo de Fausto, Florencia Menendez