viernes, 5 de agosto de 2011

Sarmiento, para la foto

Los últimos meses de la vida de Domingo Sarmiento trascurrieron en Asunción, donde había ido por motivos de salud, en busca de un mejor clima que el húmedo Buenos Aires. El sanjuanino esperaba regresar a la Argentina en la primavera de aquel año, 1888. No lo logró: el 11 de Septiembre murió acostado en su cama a las dos de la madrugada.
Su hija Faustina, producto del romance del maestro Domingo Faustino con una alumna en Chile, convocó a San Martín para que le tomara fotos. Manuel de San Martín, el fotógrafo, acudió a la casa para hacer su trabajo. Era común que en aquel tiempo se registraran las imágenes del cadáver. Intentó un par de fotos en la cama, pero la falta de luz impedía obtener la suficiente nitidez. Por lo tanto, entre todos llevaron a Domingo a la sala de estar, lo depositaron en su sillón predilecto, y allí San Martín capturó la imagen póstuma.
Cuando la foto fue difundida en Buenos Aires, se dijo que a Sarmiento la muerte lo había sorprendido mientras trabajaba la corrección de textos propios. Y aun hoy, sigue repitiéndose la versión del incansable sanjuanino, a quien solo la muerte pudo detener en sus tareas.



Historias insólitas de al historia argentina. Balmaceda.

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