lunes, 26 de marzo de 2012

Los Cirigliano/Final

Con ustedes, los dueños del poder

No caben dudas de que los Cirigliano poseen un “olfato para los negocios” notable. El camino trazado desde la herencia de dos colectivos hasta la construcción de un imperio continental del transporte, estuvo complementado por la incursión, como vimos, en los más diversos emprendimientos.
Ahora bien, los Cirigliano son parte de un grupo selecto (integrado por los Macri, los Fortabat, los Pérez Companc, entre otros) que tienen y tuvieron un toque distintivo: la habilidad suficiente para adaptarse a las distintas coyunturas. El hecho de compartir partidos de golf con Menem, acompañar en viajes empresariales a De la Rua, y pagarle con dinero del estado viajes de placer al ex Secretario de Transporte, Ricardo Jaime, da cuenta de que Mario, Claudio y compañía no se alinean para ninguna bandera política, habiendo sido ayer empresarios menemistas, y hoy “empresarios K”.
Probablemente sea una falacia catalogar a un grupo empresarial bajo cualquier corriente política dado que, como lo que importa es hacer plata, no importa quien apoye o de permisos para seguir haciendo negocios: importa que se apoye y que se permitan seguir haciendo negocios, y nada más.
Los Cirigliano son lo que son no solamente por su habilidad y creatividad para hacer negocios, sino porque tuvieron el visto bueno de todos los gobierno desde Menem a esta parte, para ir acrecentándolos. En primer lugar se beneficiaron del proceso de privatizaciones del estado, mediante el cual se hicieron concesionarios de las ex líneas Sarmiento y Mitre, hoy englobadas bajo la empresa Trenes de Buenos Aires. Además hemos visto también como los noventa fueron el inicio de muchos de los emprendimientos de los hermanos, incluyendo el nacimiento del pulpo de los mil tentáculos: COMENTRAS S.A.
De la crisis del 2001 salieron beneficiados principalmente gracias a la Emergencias Ferroviaria, que evitó que se les reduzcan o quiten los subsidios estatales para seguir manejando TBA; y a partir del 2003 sus negocios han sido favorecidos por la creciente política de subsidios, fuertemente sostenida por los Kirchner a los largo de esta década, a través de la cual han recibido mucho dinero, que no han invertido como corresponde, y que tuvo un control por parte de los entes reguladores deleznable.
La razón de ser de este informe, además de dar a conocer a los concesionarios de TBA después de la tragedia de Once, es dejar planteada la siguiente hipótesis: los Cirigliano utilizan el dinero que reciben por parte del estado para financiar sus empresas privadas, y no para invertirlo en los bienes concesionados, tal cual fue pactado en una primera instancia.
Más allá de contar con elementos de análisis aportados por el presente trabajo, es una hipótesis que deberá ser confirmada por la justicia (como se esta haciendo, técnicamente, desde el momento del accidente), pero como los tiempos judiciales son bastante particulares, es importante prestarle atención a esto desde ya, para ir sacando cada uno sus propias conclusiones que, seguramente, apunten hacia el mismo punto.
Los dueños del poder generalmente es esconden tan bien, que se terminan convirtiendo en conceptos, en seres que pareciera que no existen en la vida real, seres que controlan los destinos de las personas desde algún pedestal lejano.
Cuando choca un tren y mueren 51 personas y quedan 703 heridas, nos damos cuenta de que algo anda mal, de que evidentemente alguien no hizo lo que tenía que hacer como corresponde, de que a alguien no le importó la seguridad de los pasajeros, de que alguien no controló que los que tienen que hacer las cosas las hagan. Ocurrida la tragedia, nunca antes, nos ponemos a buscar a los responsables, y es entonces cuando, por deslices como este, los dueños del poder son desenmascarados. En este caso los dueños del poder se llaman Mario Cirigliano y Claudio Cirigliano, responsables centrales de la tragedia de Once.
Esto no quiere decir en absoluto que sean los únicos. Ellos son responsables por desviar los fondos del estado para beneficio personal, descuidando el mantenimiento del transporte publico, pero también quienes les permitieron seguir haciendo sus negocios (Menem, De la Rua, Duhalde, Kirchner, Fernández) y quienes no los controlaron (Guillermo López del Punta, Ricardo Jaime, Juan Pablo Schavi), tienen una cota de responsabilidad en todo esto.

La tragedia de Once fue un accidente evitable, ocurrió por culpa de la negligencia humana y de la falta de interés por la seguridad de los pasajeros, pero también porque los pasajeros naturalizamos el hecho de tener que viajar en tan deplorables condiciones. Por adaptarnos sin chistar, por permitir que pisoteen nuestros derechos, por no protestar contra los responsables de que los trenes estén en buen estado, de que las vías no estén arruinadas, de que no haya más inversión real para ampliar la red ferroviaria y dejemos de viajar como sardinas.
Ahora que sabemos los nombres y apellidos de algunos de los responsables, es un buen comienzo para empezar a reclamar nuestros derechos con fundamentos válidos. Pero como sucede con todo, al fin de cuentas, el cambio para que algo realmente mejore, empieza por el compromiso de uno.

1 comentario: