martes, 10 de abril de 2012

El hijo maldito de la crisis

La crisis argentina de hace una década, además de los graves problemas económicos, trajo consigo enormes problemas de índole social que desembocaron en una situación de profunda pobreza, desigualdad y malestar social a nivel general. Sus hijos fueron muchos, pero probablemente el que más daño le causa a la sociedad hoy, diez años después, sea el Paco.
Cuando fue noticia, fueron varios los informes que veíamos en los grandes noticieros: la droga de los pobres, la resaca de la cocaína, la droga del exterminio y demás. Sin embargo, hace ya un buen tiempo que el problema de la existencia del Paco ha dejado de ser una nota en un diario, una mención en un noticiero, o algo que provoque una real preocupación entre la gente a la cual no afecta ni directa ni indirectamente ¿Y esto por qué? Probablemente sea porque, lisa y llanamente, no sea algo que venda: nos hemos acostumbrado a que exista y a que cada vez se expanda más y más; hemos cometido el peor de los errores que se pueden cometer en relación a un problema: naturalizarlo. Vamos a tocar este tema para refrescar la memoria de algunos, para que algunos lo conozcan en relativa profundidad, pero más importante, para que todos seamos concientes de que los efectos de esta droga son realmente devastadores y que si existe, es porque es lamentablemente necesaria: por ser un negocio o por ser una vía de escape de la realidad.



¿Qué es el paco?

Paco es el nombre que se le da a la “PAsta base de la COcaina” (también llamada PBC), y no es siquiera una droga, sino un residuo de la misma. El paco surge de la crisis del 2001, siendo una alternativa a las dos drogas más consumidas: la marihuana y la cocaína. Claro esta: el consumo de la cocaína se vio disminuido dado su alto costo, produciendo una reconversión del mercado en el cual los traficantes dejaron de distribuir las mencionadas drogas como antes de la crisis.

Elaboración y consumo

Como su elaboración es mucho más barata y sencilla, el paco empezó a tener un notable arraigo inicialmente entre los sectores marginados: las villas miseria. Elaborada en base a sus desechos, el paco no es apto para el consumo humano por no tener el tratamiento de la cocaína: la misma es extraída de las hojas del arbusto de coca a través de un proceso de maceración y mezcla con solventes. El paco, en cambio, tiene entre sus componentes querosén, ácido sulfúrico, alquitrán, monóxido de carbono, anfetaminas, etc. Lo cual lo vuelve altamente adictivo y tóxico. ¿Cómo se consume? Junto con un cigarrillo de marihuana (“nevado”) o más comúnmente por vía respiratoria a través de las pipas caseras (hechas con latas, bombillas, antenas, etc.) en donde se mezcla el producto con viruta de metal y ceniza de cigarrillo de tabaco a modo de filtro.

Los efectos

Esquemáticamente, podemos decir que las etapas que atraviesa un consumidor de Paco son las siguientes:

I) La euforia:
- Disminución de inhibiciones
- Sensación de placer
- Éxtasis
- Intensificación del estado de ánimo
- Cambios en los niveles de atención
- Hiperexcitabilidad
- Sensación de ser muy competente y capaz
- Aceleración de los procesos de pensamiento
- Disminución del hambre, el sueño, y la fatiga
- Aumento de la presión sanguínea, la temperatura corporal, y el ritmo respiratorio

II) La disforia
- Sensación de angustia, depresión e inseguridad
- Deseo incontenible de seguir fumando
- Tristeza
- Apatía
- Indiferencia sexual

III) El consumo compulsivo: etapa en la que la persona empieza a consumir ininterrumpidamente cuando aún tiene dosis en la sangre, para evitar la disforia.

IV) Sicosis y alucinaciones: la pérdida del contacto con la realidad puede darse después de varios días o semanas de fumar con frecuencia, y durar semanas o meses. Las alucinaciones pueden ser visuales, auditivas, olfativas, o cutáneas.

Por ser altamente adictivo, el Paco demanda un consumo ininterrumpido: como sus efectos duran entre 2 y 8 minutos, el consumidor necesita ir a comprar otra dosis, y es entonces cuando empieza a gastar más y más dinero, los cual lo lleva a vender sus pertenencias muchas veces, y en el peor de los casos, a delinquir para conseguir lo que necesita. Esta corta duración del efecto y su consiguiente demanda continua, hacen que el paco (que ronda entre los $ 2 y $ 5) no sea, en realidad, barato: el promedio es de 10 a 15 por día, con casos extremos que rondan los 100.

Los consumidores

Si bien es cierto que el Paco nació en el interior de los sectores más pobres de la sociedad, también es cierto que con el pasar del tiempo se fue expandiendo hacia los sectores medios y los más pudientes.
Se estarán preguntando ¿por qué se la caracteriza entonces como “la droga de los pobres”? en primera instancia se debe a una cuestión de visibilidad: entre los sectores marginados, el consumo es plenamente público y sus consecuencias también; los consumidores se encuentran mucho más expuestos. La diferencia con el consumo de la clase media la podemos encontrar en: el cuidado físico posterior al consumo, la privacidad del mismo, la posibilidad de elegir de a quien comprar y de delivery, y la vulnerabilidad propia de las condiciones de vida.
Se estima que el consumo en los sectores más afectados por la droga se instala alrededor de los 14 años, habiendo casos extremos de solamente 7 u 8. Lo cierto es que a menor edad, mayor y más rápido es el daño, por una evolución del cerebro más sensible (por supuesto que el estado nutricional influye). Los consumidores, llamados por su aspecto “Muertos vivos”, han aumentado en grandes porcentajes durante la última década: un estudio de la ONU en el 2007 estimaba que desde el 2003 hasta esa fecha, el consumo había aumentado en un 200%, siendo el mayor en Latinoamérica.
En cuanto a los centros en donde los adictos pueden tratarse, además de ser la mayoría de ellos privados y por tanto casi inaccesibles, lo cierto es que son escasos: habiendo cientos de miles de consumidores de paco, se cuenta con un número ínfimo de lugares de rehabilitación o de manejo de la adicción.

Los dealers

El Paco es un negocio que factura miles de millones por año y, a diferencia de la cocaína o la marihuana, no se trata de un manejo a través de carteles organizados, sino que su elaboración puede ser casera y no demanda una extensa ruta de envío. Es por ello que los llamados “dealers” actúan de forma fragmentada, prácticamente autónoma, en cada barrio o lugar que frecuentan.  

El problema social

Como bien hemos visto, el Paco si bien no es propiedad solamente de los sectores más pobres, es cierto que es en ellos en donde su efecto se amplifica. Al ser el “desecho de la cocaína”, el Paco produce efectos parecidos a la misma, pero en su extremo: y es justamente aquí en donde la diferencia entre las condiciones de vida de los consumidores se torna un punto nodal. Los consumidores de los sectores medios y altos, al tener otro ingreso tanto monetario, como cultural y nutricional, ven que los efectos son más lentos, quizás no tan graves, pueden tener otro control sobre el consumo, y pueden pagar un tratamiento en un centro privado. En los sectores bajos, en cambio, no solo el ingreso es más bajo, sino que el desconocimiento de sus efectos, agravados éstos por insuficiencias nutricionales, genera que el daño sea mayor y hasta mortal.

El consumo, a la larga, saca no solo el hambre, sino también la conciencia de marginación. Como sucede con el poxirran, el Paco es una suerte de “vía de escape”, todo lo contrario a un cable a tierra, que encuentran los consumidores para olvidarse y distanciarse de su situación actual. Además, los consumidores de más bajos recursos sufren una doble exclusión: de la sociedad por su condición de pobres, y entre sus pares, por ser peligrosos e imprevisibles.
El paco no es un problema solo Argentino, sino que también afecta a varios países de Suramérica: en Colombia se lo conoce como “Bazuco”, en Uruguay como “Pasta”. De hecho, en las últimas semanas en Honduras expresan su preocupación por la expansión de esta droga, temiendo que llegue y se instala en Centroamérica.

El Paco existe. No es noticia pero existe, y sigue produciendo los mismos efectos, o peores, entre los consumidores. El paco es muerte, y es producto de un sistema que, evidentemente, lo vuelve asquerosamente necesario. Es la punta de un Iceberg cuya base a muchos nos cuesta, y les cuesta ver. Ver para conocer; conocer para indignarse; indignarse para combatirla.
Si pretende arribar a buen puerto, este proceso debe incluirnos a todos y cada unos de nosotros.Digámoselo NO AL PACO, y tratemos de entender por qué existe, para intentar revertir esta nefasta situación.

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