domingo, 25 de noviembre de 2012

Héroes del silencio/IV

Le digo que no, que deje de hacer eso, que esta mal. Que rece tres padre nuestro, dos ave María y que vuelva en paz a casa. Esa es la receta, al menos la que a mi me enseñaron.
Estar acá es algo difícil, a veces pienso en irme a vivir la vida normal que sé que podría llevar. Tengo estudios, conocí mucha gente a lo largo de vida, gente que sé que me daría trabajo enseguida. Se que podría enamorarme de alguna mujer y sacarme la duda de saber de qué se trata ese asunto. Sé todo eso y a veces me tienta quitarme la sotana y decir “Basta”. Pero no es mi modo, nunca lo fue.
Lo de Mujica fue un hito, un disparador para que muchos de nosotros nos animáramos a dejar el templo para meternos en la verdadera realidad. Fue impactante ver como se derrumbaba todo en lo que creía y se iba construyendo todo lo que creo ahora. No un Dios hombre, sino un hombre Dios. Ya no un nombre, sino un ideal de lo bueno, lo sano, lo correcto. Se trata de valores supremos que han de hacerse carne en todos nosotros. En eso creo ahora y es por eso que estoy acá desde hace tantos años.
Al principio me odiaban. La hostilidad brotaba de sus ojos y de sus cuerpos. Pensaban que venía a “civilizarlos” como ya lo habían hecho otros semi-colegas o algún que otro político. Cuando todos te fallan es difícil volver a confiar en alguien. Y así lo entendí, pero sabía que iba a ser temporal, que era una parte normal del proceso.
Hoy tengo la alegría de ser el oído y a veces los ojos de muchos que vienen a verme y a contarme lo que les pasa o lo que no les pasa y a pedirme ayuda, o un abrazo, o una caricia o una palabra de aliento. No voy a negar que sea desgastador, pero es lo que amo y no le llamo trabajo porque no me cuesta nada más que pasión hacerlo.
Elijo estar acá y llevar adelante esta vida entre almas en pena. No soy ningún mártir, ningún profeta, soy una persona común que elije mirar un poco mas allá a diario porque ya saben como dicen….después de despertarse es difícil volver a cerrar los ojos. Sigo y seguiré acá hasta que las fuerzas me den porque creo en las personas, en sus posibilidades y aquello inexplicable que hace que la vida sea a veces una hermosa pincelada en un lienzo que, por más que digan lo contrario, no se termina y no se terminará jamás. Yo no me como ese cuento. 


                                                                                                                                  Publicado en Palabra Valija Nº 3, Octubre 2012.

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