lunes, 29 de octubre de 2012

Héroes del silencio /I

Todos en el pueblo saben quién es Graciela: los abuelos, los padres, los nietos y hasta algún que otro afortunado bisnieto. Hace años que dejó de ser persona para convertirse en un mito urbano, pero uno bien al alcance de la mano: cualquiera que camina las calles de Villa Unión la puede ver, saludar y quedarse un rato largo hablando con ella.
De padre carpintero y madre ama de casa, Graciela creció con toda la educación que pudo recibir y fue la primera que pudo irse a la gran ciudad para estudiar algo que le diera "un buen pasar", como siempre le decían en su familia. Muchos pensaron que no volvería, pero el tiempo y el cariño hizo que regresara a casa, con su gente y, sobre todo, para su gente.
Fundó la primera escuela de la zona, fue su primera maestra y directora y realizó una campaña de alfabetización al mejor estilo Freire. Al principio fue duro, durísimo tener que presentar ese mundo nuevo lleno de números y palabras extrañas para todos los vecinitos y vecinitas. Lo siempre sencillo fue recibir y transmitir el amor de su gente, y es en realidad por esto que es tan querida: fue la segunda y casi primera madre de muchos villaunienses y les enseñó valores que fueron mucho mas allá de los manuales de lengua o los procesos orgánicos que se dan en el cuerpo humano.
Ya esta bien viejita "la seño", casi ni aparece por la escuela en la que son maestros y maestras quienes fueron sus alumnos. Todos la recuerdan y la estiman y no son pocos los niños que escucharon su historia o los viejos alumnos que van a verla a la casita en la que vive desde que volvió de la ciudad.
Una leyenda urbana, un mito, una heroína es lo que fue y será Graciela y, si bien no aparece en ningún poster y no se filmó ninguna película que cuenta su historia, el legado de "la seño", pequeña partícula del sueño de un mundo mejor, es invaluable e irreemplazable para los vecinos de Villa Unión.

                                                                                                                                   Publicado en Palabra Valija Nº 3, Octubre 2012.

                                                                                                    

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