Estar acá es algo difícil, a veces pienso en irme a vivir
la vida normal que sé que podría llevar. Tengo estudios, conocí mucha gente a
lo largo de vida, gente que sé que me daría trabajo enseguida. Se que podría
enamorarme de alguna mujer y sacarme la duda de saber de qué se trata ese
asunto. Sé todo eso y a veces me tienta quitarme la sotana y decir “Basta”.
Pero no es mi modo, nunca lo fue.
Lo de Mujica fue un hito, un disparador para que muchos de
nosotros nos animáramos a dejar el templo para meternos en la verdadera
realidad. Fue impactante ver como se derrumbaba todo en lo que creía y se iba
construyendo todo lo que creo ahora. No un Dios hombre, sino un hombre Dios. Ya
no un nombre, sino un ideal de lo bueno, lo sano, lo correcto. Se trata de
valores supremos que han de hacerse carne en todos nosotros. En eso creo ahora
y es por eso que estoy acá desde hace tantos años.
Al principio me odiaban. La hostilidad brotaba de sus ojos
y de sus cuerpos. Pensaban que venía a “civilizarlos” como ya lo habían hecho
otros semi-colegas o algún que otro político. Cuando todos te fallan es difícil
volver a confiar en alguien. Y así lo entendí, pero sabía que iba a ser
temporal, que era una parte normal del proceso.
Hoy tengo la alegría de ser el oído y a veces los ojos de
muchos que vienen a verme y a contarme lo que les pasa o lo que no les pasa y a
pedirme ayuda, o un abrazo, o una caricia o una palabra de aliento. No voy a
negar que sea desgastador, pero es lo que amo y no le llamo trabajo porque no
me cuesta nada más que pasión hacerlo.
Elijo estar acá y llevar adelante esta vida entre almas en
pena. No soy ningún mártir, ningún profeta, soy una persona común que elije
mirar un poco mas allá a diario porque ya saben como dicen….después de
despertarse es difícil volver a cerrar los ojos. Sigo y seguiré acá hasta que
las fuerzas me den porque creo en las personas, en sus posibilidades y aquello
inexplicable que hace que la vida sea a veces una hermosa pincelada en un
lienzo que, por más que digan lo contrario, no se termina y no se terminará
jamás. Yo no me como ese cuento.
Publicado en Palabra Valija Nº 3, Octubre 2012.
Publicado en Palabra Valija Nº 3, Octubre 2012.
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